EL CARACAZO no es EL BOGOTAZO

Recibimos este escrito de la Compañera Colombiana, Gloria Gaitán. Y lo publicamos con el fín de que todos sepamos las ideas diversas y a favor de una unidad de América Latina.

EL CARACAZO no es EL BOGOTAZO
Por Gloria Gaitán


Venezuela y Colombia se parecen a aquellos hermanos que, llevando el mismo ADN, la misma sangre, el mismo árbol genealógico,  no se parecen. No hay que olvidar que Venezuela es la patria de Bolívar y Colombia la de Santander. Este último  precursor del asesinato como herramienta para imponer su modelo de gobierno y, de ahí en adelante, instrumento reiterativo empleado por sus herederos políticos, que han monopolizado, violenta y torticeramente, el mando y dominio sobre los destinos de Colombia.

El Caracazo, que hoy cumple 25 años,  fue un estallido social, fruto de la política neoliberal impuesta como modelo por los Estados Unidos, que trajo miseria al pueblo venezolano, de donde germinó aquel brote de exasperación y que, posteriormente, el Comandante Chávez canalizó hacia el triunfo de las propuestas bolivarianas.

El Bogotazo, en cambio, fue una insurrección popular colectiva, que le sucedió a los hechos que precedieron la Manifestación del Silencio, cuando colombianos llegados de todos los rincones de Colombia protagonizaron una protesta muda contra el genocidio que venían padeciendo los seguidores de Jorge Eliécer Gaitán, donde el líder popular le dijo al Presidente genocida Mariano Ospina Pérez:

“Señor Presidente: Vos que sois un hombre de Universidad debéis comprender de lo que es capaz la disciplina de un partido que logra contrariar las leyes de la psicología colectiva para recatar la emoción en su silencio, como el de esta inmensa muchedumbre. Bien comprendéis que un partido que logra esto, muy fácilmente podría reaccionar bajo el estímulo de la legítima defensa”.

Los saqueos que vienen describiendo acomodaticiamente los comunicadores servidores del sistema, para describir lo sucedido el 9 de abril de 1948, no tienen nada que ver con la insurrección popular, porque fueron realizados premeditadamente por los presos a quienes les abrieron las puertas de la cárcel con la consigna de saquear e incendiar zonas de la ciudad previamente señaladas en la Revista Proa, como muchas veces lo he demostrado.

Después de que los dirigentes liberales se entregaron al gobierno genocida, el pueblo, ejerciendo la legítima defensa, se refugió en el monte y así fue cómo paulatinamente se conformaron las guerrillas, que muchas veces han olvidado su origen, pretendiendo que se trató de un limitado asunto de tierras, con lo cual ¡oh ironía! privatizan y difuminan en particulares la culpabilidad del Estado, impidiendo que, internacionalmente, se le señale a éste como responsable de los orígenes del conflicto y a la guerrilla como resultado de la legítima rebelión. 

Es lógico, entonces, que el conflicto colombiano se dirima fuera de nuestras fronteras, entre dos únicos actores, como si la paz se lograra meramente con la desmovilización de las FARC y sus propuestas, por loables que sean, mientras que en la convocatoria de la Conferencia Nacional por la Paz en Caracas se dijo que los problemas que vive Venezuela deben solucionarse dentro del territorio del país, de cara abierta a la Nación y con la participación incluyente y DIRECTA de todos los venezolanos.

Estas dos circunstancias son consecuencia de los diferentes desenlaces del Caracazo y el perversamente llamado Bogotazo. La diferencia es abismal, porque en el origen de la primera, el Caracazo, no se trató de una insurrección por   un cambio de sistema sino de la protesta violenta contra un gobierno que respondió a tiros, mientras que el mal llamado Bogotazo fue el fruto de la frustración de un pueblo que iba victorioso camino al poder, soñando con sustituir la Democracia Representativa por una Democracia Directa y no simplemente el cambio de presidente.

Anoche tuve la fortuna de ver por Telesur la totalidad de la apertura de la denominada Conferencia nacional por la paz que convocó el Presidente Maduro en el Palacio Presidencial. Fue una experiencia extraordinaria como ejemplo de lo que ha de ser una Democracia Directa y Participativa.

Jamás de los jamases se ha dado en Colombia un evento de este estilo, como el que ayer permitió Maduro. Allí estuvieron reunidos los representantes de todas las Iglesias, de los estudiantes, de los trabajadores, de los comunicadores, de la Fiscal, la Contralora, la hija mayor de Chávez, los presidentes de Fedecámaras y de Fedeindustria, José Vicente Rangel, alcaldes y Presidentes de empresas del sector público. Solo hicieron falta los que carecen de vocación histórica y se atienen miopemente a la coyuntura violenta con un slogan único de: “quítese Ud. para ponerme yo”.

También respondió a este llamado al diálogo del Presidente Maduro el Nuncio Apostólico con un mensaje del Papa Francisco – que, la verdad sea dicha,  no llenó todas mis expectativas, acostumbrada como estoy a que Francisco rompa  esquemas, quistes psicológicos y prejuicios, al igual que Jesús, quien como principio de vida,  con cada uno de sus actos, rompió paradigmas que marcaban la cultura de su época, tal como ha venido haciéndolo Francisco hoy por hoy.

De todas maneras el Papa Francisco llamó al necesario diálogo y al respeto del adversario.
Cada cual dijo con franqueza lo que pensaba y, quienes somos expertos en Ingeniería Cultural y sus raíces para interpretar el comportamiento humano y sus expresiones no verbales, pudimos captar sinceridad, valentía y propósitos de enmienda en las intervenciones, con la lamentable excepción de Diosdado Cabello y de Wills Rangel, que se sujetaron a un guión conocido sin “sentido de la oportunidad”.

El presidente de Fedecámaras, Jorge Roig, se dirigió a Maduro como el “Presidente constitucional de Venezuela”, lo cual es una maravillosa conquista, máxime en este momento cuando los extremistas lo que piden es su destitución y, en lugar de aplaudir sinceramente esta conquista política, Diosdado lanzó un comentario contraproducente al anotar, con tono irónico, que era la primera vez que el ciudadano Roig reconocía la condición legítima del Presidente Maduro. Innecesaria  pulla que contradecía el deseo mayoritario, de partidarios del gobierno y de opositores, de tejer un ambiente de confianza y respeto mutuos.

Y el Presidente Maduro, a quien admiro sinceramente, mantuvo el tono de escucha y equilibrio que enaltece su papel como rector de un proceso participativo, donde la tónica debe ser incluyente y no insultante. Es una extensión de su propuesta de “democracia de calle” a la que me refiero en el video que está colgado en YouTube titulado “Presidente Maduro, si quiere hablar con el diablo…” :


Reitero hoy todo lo que dije en ese documental grabado poco después de que el Presidente Maduro se posesionara. Lo creo un hombre excepcional para orientar un gobierno participativo que, en una sociedad plural como es la Venezuela de hoy, exige tomar en cuenta la opinión de todas las vertientes, avalar las discrepancias y respetarlas, ofreciendo alternativas que sean incluyentes, así sea difícil aceptarlo para quienes solo aceptan el pensamiento único y el modelo ortodoxo de izquierda. El único enemigo verdadero es la violencia y la intervención rastrera de los Estados Unidos.  Además de trabajar científicamente y no solo empíricamente en la estructuración de una nueva cultura participativa del pueblo bolivariano, proceso que no solo debe apelar a despertar la emoción sino la pasión, que es suma de razón y emoción.

Con este diálogo abierto, que responde a una visión coherente de gobierno, de acuerdo a las propuestas incluyentes y participativas esbozadas desde el principio por Maduro, se evitará la violencia en que la intolerancia, dogmatismo y prepotencia de la oligarquía colombiana, heredera de Santander,  ha sumido a Colombia.

Pienso, con sinceridad y fe, que el camino que nos queda para gozar de la tolerancia que vi ayer actuante en Miraflores, en boca de Maduro y de la oposición que respeta el Estado de Derecho y la vida humana, es moldear una cultura participativa, que es el objetivo que tiene El Exploratorio de Bogotá, razón por la cual el Presidente Chávez me escribió en dos oportunidades aplaudiendo los propósitos de este Centro Cívico Ceremonial que Uribe Vélez buscó abortar al entregarle su puesta en marcha a “la frialdad dolosa de los académicos” de que hablaba Jorge Eliécer Gaitán.

En el video colgado en Youtube a que me refiero, planteo públicamente mi deseo de hablar personalmente con el Presidente Maduro para tener la oportunidad de demostrarle la proyección de este espacio público que, como monumento arquitectónico que es, busca ser la Meca del ideario de cambio del pueblo latinoamericano y caribeño, objetivo que requiere urgentemente de su integración como pueblo, desde el pueblo, con el pueblo y para el pueblo,.

Y repito, si Maduro habla con el diablo ¿por qué no habla conmigo? ¿Por qué se ha negado a recibirme? ¿Por qué no quiere escuchar qué es este proyecto gaitanista para enterarse de su potencial popular, latinoamericano y caribeño?

Admiro la sesión de ayer que tuvo lugar en el Palacio de Miraflores y como colombiana la envidio. Ahora necesitamos que en ese diálogo, limitado por el momento a lo nacional, en el futuro también tenga participación el pueblo latinoamericano que defiende el proceso bolivariano. Allí hay que incluir la presencia del pensamiento de los héroes de la Patria Grande, como Jorge Eliécer Gaitán, que afirmaba:“Lo que queremos es la democracia directa, aquella donde el pueblo manda, el pueblo decide, el pueblo ejerce control sobre los tres poderes de la democracia burguesa: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial y que, además, garantice la equidad en el aspecto económico. Allí donde el pueblo es el pueblo, el pueblo ordena y ejerce un mandato directo sobre y en control de quienes han de representarlo. Todo esto exige trabajar honda y apasionadamente en el cambio de una cultura que despierte en el pueblo voluntad para regir directamente sus destinos y exige un profundo cambio constitucional para disponer de una Constitución acorde con la necesidad de un mandato popular directo sobre los destinos de la patria, que elimine los filtros que la democracia burguesa establece y defiende”.

Esta idea de trabajar en el tema de forjar deliberada, sistemática y científicamente una cultura participativa, que es el objetivo de El Exploratorio, en preparación a la creación del CUARTO PODER, el poder ciudadano que exige una Democracia Directa,  le llamó la atención al Presidente Chávez y por ello, en carta que me dirigió, fechada el 4 de diciembre de 1998 (pocos días antes de ser elegido Presidente de Venezuela) me dice textualmente:

“Entrando en los particulares relacionados con su visita, debo manifestarle mi profundo interés por la materia tratada. Como es de su conocimiento, en mi propuesta política al país, relacionada con la refundación de la República por la vía de un proceso constituyente, el tema de la institucionalización de un Cuarto Poder actualizando el pensamiento del Padre de la Patria, ha sido uno de los puntos centrales del corpus de ideas que he puesto bajo la consideración de los venezolanos… Y en tal sentido me permito solicitarle, dentro de sus posibilidades, su cooperación en el sentido de compartir con nosotros sus investigaciones sobre la configuración y posibles procedimientos de operación de lo que sería esta novel institución pública que responde a un viejo sueño de quien fuese fundador de repúblicas”.

Y terminaba diciendo: “… finalmente, quiero agradecerle sus buenos deseos por nuestro triunfo electoral en los comicios del próximo domingo 6 de diciembre y darle la seguridad que haré en Venezuela todo lo posible para materializar los ideales que su ilustre padre tuvo para con su propio pueblo y los que se requieran para intentar restablecer el sueño bolivariano de la República Grande en la cual se fusionaban nuestros pueblos hermanados por compartir una misma herencia cultural y los mismos sueños y aspiraciones por libertad, justicia e independencia”.

Bogotá, febrero 28 de 2014

Adjunto: Power Point describiendo El Exploratorio

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